Valladolid recibe a Centelles
Día 23/07/2010
F. HERAS
VALLADOLID
Agustí Centelles (1909-1985) desarrolló su obra como fotoperiodista durante la Guerra Civil española desde el bando republicano y también desde el campo de concentración francés de Bram. Su legado, que se puede contemplar desde ayer en la sala municipal de exposiciones de San Benito de Valladolid, permite sentir el horror del conflicto bélico que le tocó vivir, y que hoy, muestran sus hijos con orgullo y reivindicando el reconocimiento que no tuvo en su día por ser represaliado. La biografía de Centelles fue complicada y como dijo ayer uno de sus hijos, Sergi, durante la presentación de la exposición, «tuvo que reinventarse varias veces». Por ello su segunda etapa fotográfica comenzó tras su regreso del exilio a partir de 1948 con un cambio de rumbo: la fotografía industrial y publicitaria.
A este fotógrafo catalán le corresponden imágenes icónicas de la Guerra Civil que se encuentran en el imaginario colectivo de todos, como la instantánea de título «Mater dolorosa», en la que una mujer llora con su marido muerto al lado o esa otra en la que el guardia de asalto Mariano Vitini y sus compañeros aparecen parapetados tras un grupo de caballos muertos. De esta manera, Centelles retrató a través de su cámara Leica el dolor y el desgarro de la guerra, siempre teniendo en cuenta que «lo fácil era mostrar lo evidente».
En este contexto captó momentos que marcaron la historia, pero también la fotografía. Precisamente en este ámbito destacó por su fuerza expresiva, dejando de lado el estilo clásico de imágenes planas, sin relieve, que estaban condicionadas por las cámaras de placas y por el uso del magnesio. Además, en sus instantáneas queda de manifiesto su gusto por el mundo del cine, al que en un principio quería haberse dedicado. Esto se nota en la luz y en los encuadres creativos e inusuales para su época.
Como tantas otras personas afectadas por la Guerra Civil, Centelles padeció el exilio, que abordó con una
maleta con 9.000 negativos que dejó guardados en Carcasona (Francia) en casa de un amigo. A ellas pertenecen las fotografías expuestas. Años más tarde, tras la muerte de Franco, regresó a Francia para recuperarlas y comenzar a difundir su obra.
Labor ardua
Labor ardua que continúan sus hijos, Sergi y Octavi. Ellos hallaron en 2008 una caja de galletas en el antiguo estudio fotográfico de su padre ya fallecido, negativos de 800 imágenes. El hallazgo contenía fotos más vinculadas al ámbito industrial y también, entre otras, una instantánea de Dalí.
En 2009, los familiares directos de Centelles vendieron los negativos de su obra al Ministerio de Cultura para que desde allí se pueda dar a conocer la obra, decisión que causó malestar en la Generalitat de Cataluña, que optó a su compra una vez conocida la oferta ministerial. El trabajo de Agustí Centelles fue reconocido por el Ministerio de Cultura en 1984 con el Premio Nacional de Bellas Artes, aunque él no pudo recogerlo porque ya se encontraba enfermo. Sus descendientes quieren que se le reconozca aún más y su próxima meta es llegar al MoMA de Nueva York. Razones no les faltan. Su hijo Sergi alabó la figura de su padre diciendo que «hay quien le llama el Capa español o catalán, y yo pienso que si la vida de mi padre hubiera sido siempre como cuando empezó, hoy en día, el señor Capa sería el Centelles americano».
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