Agustí Centelles, fotógrafo y militante
Agustí Centelles Ossó (Grau de València, 1909 - Barcelona, 1985) sintió desde muy joven una gran afición por el cine. La frustración de no poder dedicarse a este arte la compensó con su dedicación a la fotografía desde diferentes vertientes.En 1923 ingresó como aprendiz en el estudio del fotógrafo Francesc de Baños haciendo retratos y retoque de negativos y positivos. En el periódico El Día Gráfico conoció al fotoperiodista barcelonés Josep Badosa, con quien empezó a trabajar en 1927, cuando inició su propia carrera como fotoperiodista.
Con Badosa aprendió el oficio desde diferentes géneros: deportes, espectáculos, actos oficiales y de sociedad... utilizando un aparato de 9x12. En ese tiempo empezó a publicar en distintos periódicos y revistas firmando con el nombre de su patrón.
En 1931 Centelles se incorporó al servicio militar, donde sólo tuvo que hacer la instrucción. A su vuelta encontró empleo con los reporteros asociados Josep Gaspar, Josep Maria Sagarra y Pau Lluís Llorents, 'los tres reyes magos', porque Gaspar dejaba el negocio.
Entonces empezó la rebelión profesional del joven Centelles: el trato que recibía de los patronos, la influencia del cine, la consulta de revistas ilustradas extranjeras y de fotografías que llegaban a El Día Gráfico, además de su propio carácter, lo llevaron a conseguir imágenes desde puntos de vista que los fotoperiodistas barceloneses del momento no tenían en cuenta, así como a concebir el reportaje de una forma diferente.
En mayo de 1934, un mes después de comprarse, a plazos, una cámara Leica por 900 pesetas, Agustí empezó a trabajar por su cuenta. Poco tiempo después su firma se había convertido en habitual en la mayoría de los periódicos de Barcelona y sus fotografías sobre los acontecimientos de octubre de ese año se publicaron incluso en el extranjero.
Como freelance, Centelles retrató a personajes relevantes del mundo de la política o la cultura catalanas, y realizó reportajes de fiestas populares, deportes y acontecimientos culturales. En diciembre de 1935 se casó con Eugènia Martí.
Con el bando republicano durante la Guerra
Cuando se produjo el levantamiento militar el 18 de julio de 1936, Agustí era un reportero muy conocido que publicaba sus fotografías en periódicos como La Vanguardia, La Noche o L'Opinió. Durante la contienda, muchas de sus imágenes se difundieron en el ámbito internacional a través de las agencias Havas o Fulgur, a veces sin citar el nombre del autor.
En septiembre de 1937, año en que nació su primer hijo, Centelles fue movilizado y entró a prestar servicio como fotógrafo en la Unidad de Servicios Fotográficos del Ejército del Este, con la que reocrrió los frentes de combate, desde los Pirineos aragoneses hasta Teruel.
Su grado de compromiso con la Segunda República le valió el exilio a principios de 1939. Agustí pasó la frontera a pie cargado con sus cámaras y una maleta llena de negativos de su archivo personal. Fue detenido en el campo de Argelers y luego trasladado al campo de Bram.
Durante su estancia allí, Centelles siguió tomando fotografías. Además de hacer de retratista, obtuvo centenares de imágenes para ilustrar el diario personal y desarrolló su vertiente de fotodocumentalista. Su actividad se completó con el cuidado y la clasificación del archivo que había salvado.
En septiembre de 1939 pudo salir del campo de Bram para ir a trabajar a un estudio fotográfico de Carcasona. Tres años más tarde entró a colaborar con los grupos de resistencia organizados por españoles republicanos en torno al Grupo de Trabajadores Extranjeros 422. En el sótano de su estudio instaló un laboratorio clandestino sin que lo supiera su patrón.
En primavera de 1944, cuando la Gestapo hizo una gran razia y deportó a algunos miembros del GTE, Centelles resgresó a Barcelona a escondidas, atravesando a pie los Pirineos. Con su mujer y su hijo y debido a su situación de clandestinidad, se trasladó a Reus, donde vivieron durante tres años en casa de unos familiares.
El final de un fotoperiodista
En 1947 la familia Centelles espraba el segundo hijo, y decidieron volver a Barcelona, donde el fotoperiodista instaló un pequeño estudio y laboratorio. En esa época se dedicó a la fotografía industrial y publicitaria. La vida cotidiana parecía estabilizarse cuando Agustí fue juzgado e inhabilitado, acusado de haber pertenecido a la masonería. Ya no podría volver a ser fotoperiodista nunca más.
Así pues, hasta su jubilación continuó dedicándose a la fotografía industrial y publicitaria, y en 1976 viajó a Carcasona para recuperar el archivo que se había llevado con él al exilio. Empezaba una nueva vida: publicación de su material, exposiciones, conferencias y el reconocimiento de los fotoperiodistas.
El 19 de diciembre de 1979, con 69 años, pudo reingresar en el Registro Oficial de Periodistas. Dos años después, la Asociación de Fotógrafos de Prensa y Comunicación de Cataluña (AFPC) le hizo un homenaje y le nombró miembro de honor.
En 1984 Agustí Centelles recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas. Murió en Barcelona en diciembre de 1985.
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